4 may 2011

Respuesta a los medios de comunicación: la muerte de Osama bin Laden




El pasado 1 de mayo de 2011 el presidente Barack Obama apareció en la televisión nacional con el anuncio espontáneo de que Osama bin Laden, el supuesto organizador de los eventos trágicos del 11 de septiembre de 2001, fue asesinado por las fuerzas militares en Pakistán.

En instantes, un bombardeo mediático se esparció a través de prácticamente todas las cadenas de televisión en lo que sólo podría describirse como una muestra grotesca de celebración, reflejando un nivel de inmadurez emocional que raya en la psicosis cultural. Las imágenes de gente corriendo por las calles de Nueva York y Washington cantando consignas patrióticas americanas, agitando sus banderas como los miembros de algún culto, alabando la muerte de otro ser humano, revela otra capa de esta enfermedad que llamamos 'Sociedad Moderna'.

No es la intención de esta respuesta hablar sobre la utilización política de este tipo de eventos o para iluminar la orquestación escénica de cómo la percepción del público podría ser controlada por los medios de comunicación y el Gobierno de los Estados Unidos. Más bien, el punto de este artículo es expresar la evidente burda irracionalidad y cómo fácilmente nuestra cultura se hace estática y se llena de emociones, ante la simbología superficial, en lugar de verdaderos problemas de fondo, las soluciones o las consideraciones racionales de estas circunstancias.

El primer punto y el más obvio es que la muerte de Osama bin Laden no significa nada en lo que respecta al problema del terrorismo internacional. Su muerte simplemente sirve como catarsis para una cultura que tiene una fijación neurótica en la venganza y su retribución. El hecho de que el Gobierno que, desde un punto de vista psicológico, ha servido siempre como una figura paterna para los ciudadanos, refuerce la idea de que matar a alguien es la solución ante cualquier cosa, debería ser suficiente para que la mayoría de nosotros hiciésemos una pausa y consideráramos la calidad de los valores que se nos presentan en estos tiempos.

Sin embargo, más allá de las distorsiones emocionales y trágicas, el patrón vengativo de recompensar la continuación de la división y la violencia entre humanos, llega una consideración más práctica con respecto a cual es realmente el problema y la importancia de ese problema con respecto a su prioridad.

La muerte de cualquier ser humano es una consecuencia incalculable en la sociedad. Nunca es 'solo' la muerte del individuo. Es la muerte de las relaciones, el compañerismo, el apoyo y la integridad de los entornos familiares y comunitarios. La muerte innecesaria de 3000 personas el 11 de septiembre de 2001 no es ni más ni menos importante que las muertes de personas durante las guerras mundiales, o por motivo del cáncer, las enfermedades, los accidentes o cualquier otra causa.

Como sociedad, es seguro decir que buscamos un mundo que estratégicamente limite tales consecuencias innecesarias a través de enfoques sociales que permitan la mayor seguridad que nuestro ingenio colectivo pueda crear. Es en este contexto que la obsesión neurótica con los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 resultaron en un insulto grave y perjudicial para el progreso. Un entorno se ha creado en donde cantidades escandalosas de dinero, recursos y energía se gastan en la búsqueda y destrucción de muy pequeñas subculturas de seres humanos que poseen diferencias ideológicas y se actúa sobre esas diferencias a través de la violencia.

Sin embargo, en los Estados Unidos cada año, aproximadamente 30.000 personas mueren a causa de accidentes automovilísticos, la mayoría de los cuales podrían ser evitados a través de cambios estructurales muy simples. Esto es diez veces el 11-S cada año... sin embargo, nadie parece languidecer debido a esta epidemia. Asimismo, más de 1 millón de estadounidenses mueren por enfermedades cardíacas y cáncer cada año; causas que, en su mayoría, son fácilmente relacionadas a influencias medioambientales. Sin embargo, independientemente de los más de 330 11-S que se producen cada año en este contexto, las asignaciones presupuestarias del gobierno para la investigación sobre estas enfermedades es sólo una fracción del dinero gastado en las operaciones de "lucha contra el terrorismo".

La lista podría seguir y seguir, y la perversión de la prioridad en cuanto a lo que se trata y significa realmente salvar y proteger la vida humana, espero que muchos aquí puedan reconocer el grave desequilibrio que tenemos en mano con el respeto a nuestros valores.

Así que, volviendo al punto de la venganza y la retribución, concluiré esta respuesta con una cita del Dr. Martin Luther King Jr., que probablemente es la mente más brillante e intuitiva a la hora de los conflictos y el poder de la no-violencia. El 15 de septiembre de 1963 en una iglesia de Birmingham, Alabama, explotó una bomba, matando a cuatro niñas que asistían a la escuela dominical.

En un discurso público, el Dr. King dijo:

"¿Qué asesinó a estas cuatro chicas? Miren a su alrededor. Verán a muchas personas en las que nunca han pensado, ellas participaron en este acto de maldad. Así que esta noche todos nosotros debemos salir de aquí con una nueva determinación de lucha. Dios tiene un trabajo para nosotros. Tal vez nuestra misión es salvar el alma de Estados Unidos. No podemos salvar el alma de esta nación lanzando ladrillos. No podemos salvar el alma de esta nación consiguiendo municiones y saliendo a disparar armas físicas. Debemos saber que tenemos algo mucho más poderoso. Solo levanta la munición del amor."

- Dr. Martin Luther King, (1963)
~ Peter Joseph

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